Pocho Lepratti
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Claudio Pocho Lepratti fue un militante social rosarino asesinado a sangre fría en Rosario (provincia de Santa Fe) en medio de una represión llevada a cabo por la policía de la provincia de Santa Fe.
Nació el 27 de febrero de 1969 (según algunos sitios habría nacido en 1966) en Concepción del Uruguay (provincia de Entre Ríos), hijo mayor de Orlando Lepratti y Dalis Bel, que tuvieron cinco hijos más. Cursó la escuela primaria y secundaria en Concepción del Uruguay. Entre 1983 y 1985 estudió Derecho en la UNL como alumno libre. En 1986 ingresó como seminarista en el Instituto Salesiano de la localidad de Funes (a 15 km al oeste de Rosario, provincia de Santa Fe). En 1991 abandonó el seminario. Se quedó a vivir en el humilde barrio Ludueña y se acercó a colaborar en la tarea de contención social de los adolescentes del barrio, al tiempo que militaba gremialmente en la Cocina Centralizada, donde fue delegado y participó de la histórica carpa como uno de los tantos despedidos por su actividad sindical.
En 1991 abandona el seminario y se radica definitivamente en Rosario, primero en el barrio Empalme Graneros y al año se muda al barrio Ludueña donde comienza a participar activamente de las organizaciones de base, que durante más de 20 años promovió el padre Edgardo Montaldo, referente religioso, social y ético que encontró Pocho en su búsqueda de llevar al terreno de las realidades su opción por los pobres. Participó y promovió la formación en más de veinte grupos de niños y jóvenes de las barriadas populares de Rosario. Siendo la primera agrupación La Vagancia. Participó en instancias de coordinación con otros grupos como la revista El Ángel de Lata, el movimiento Chicos del Pueblo, y con todas las comunidades eclesiales de base, como Poryajhú (‘pobres’ en guaraní), y el grupo Desde el Pie.
Además participaba activamente como delegado de base de la ATE (Asociación Trabajadores del Estado) de Rosario y como congresal de la CTA-Rosario.
Asesinato [editar]
El 19 de diciembre de 2001, en medio de la crisis que terminaría con la caída del presidente De la Rúa, varios policías (que llegaron en el móvil n.º 2270 del Comando Radioeléctrico de la ciudad de Arroyo Seco, a 30 km al sur de Rosario) se pusieron a tirotear el fondo de la escuela. Lepratti subió al techo para defender a los menores que en su interior se encontraban comiendo. Se asomó gritando: “¡Hijos de puta, no tiren que hay pibes comiendo!”. Los uniformados Esteban Velásquez y Rubén Pérez hicieron fuego con sus escopetas Itaka, con balas de plomo (después entregaron a la pericia cartuchos de balas de goma) le acertaron un balazo que le entró a Lepratti por la tráquea. Murió en pocos instantes.
La Dirección de Asuntos Internos de la policía provincial reconoció en un informe que “el asesinato del militante social Lepratti ocurrió fuera de la zona de saqueos y en los fondos de una escuela”, y que “no se justifica haber efectuado los disparos reconocidos, aun en carácter intimidatorio”. Los policías acusados argumentaron que habían abierto fuego porque habían sido atacados a balazos por vecinos apostados en el techo de la escuela. El vehículo policial tenía efectivamente marcas de balazos, pero todos realizados a nivel del suelo.
Una de las testigos recogió un cartucho naranja (que corresponde a la munición de plomo), y lo entregó a los investigadores policiales, pero éstos (para encubrir el hecho) le entregaron a la Justicia un cartucho verde (que corresponde a las municiones de goma).
Desde ese momento Lepratti se convirtió en un mártir y símbolo de la resistencia de los sectores más desposeídos de la provincia de Santa Fe.
Impacto en el arte [editar]
El ángel de la bicicleta [editar]
A modo de homenaje el reconocido cantautor argentino León Gieco lanzó en 2005 una canción llamada El ángel de la bicicleta (con música —una cumbia muy estilizada— del pianista Luis Gurevich , un par de músicos del grupo de cumbia Los Pibes Chorros acompañan la obra, tocando el teclado característico de la cumbia villera, y el bajo.) donde parafrasea la frase que gritaba Lepratti al ser ejecutado:
Otros homenajes [editar]
Hoy existen más de 50 temas musicales dedicados a su trabajo de hormiga y cientos de escritos y expresiones artìsticas para honrar su memoria.
También cuenta con un monumento en su honor en la ciudad de Concepción del Uruguay, mandado a construir en diciembre de 2006, en la intersección del bulevar Montoneras y la calle Pocho Lepratti.
El grupo La Vagancia (que él coordinaba) elabora desde 2002 una publicación barrial llamada El ángel de lata (en referencia a las villas miserias, con techos y paredes de lata). En su primera editorial proclamaban ser “los que denunciamos la explotación de los padres y de los chicos, los que acusamos a los señores dueños de todo, hasta de la tierra que en un tiempo fue de todos”.
Confusión de bicicletas [editar]
En Rosario se confunden los grafitis del Pochormiga con los 350 grafitos de bicicletas negras grabadas en las paredes de la ciudad entre marzo del 2001 y noviembre del 2002 por el artista plástico Fernando Traverso (1951). Ese equívoco es común en Rosario, donde la mayoría de los habitantes creen que esas bicicletas representan a Pocho Lepratti.
Traverso salió del anonimato el 19 de diciembre de 2003, cuando el museo municipal de Bellas Artes J. B. Castagnino lo premió por esta obra. El artista dijo, refiriéndose a esta obra: “Una bicicleta vacía refleja la imagen de un cuerpo ausente”.
Hay 350 bicicletas porque ese fue el número aproximado de estudiantes de la Universidad de Rosario “desaparecidos” (secuestrados, torturados y asesinados) en Rosario durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). Cada bicicleta está grabada con aerosol negro en el sitio aproximado donde cada estudiante fue secuestrado.
Enlaces externos [editar]
Cambiamos ojos por cielo
sus palabras tan dulces, tan claras
cambiamos por truenos
Sacamos cuerpo, pusimos alas
y ahora vemos una bicicleta alada que viaja
por las esquinas del barrio, por calles
por las paredes de baños y cárceles
¡Bajen las armas
que aquí solo hay pibes comiendo!
Cambiamos fe por lágrimas
con qué libro se educó esta bestia
con saña y sin alma
Dejamos ir a un ángel
y nos queda esta mierda
que nos mata sin importarle
de dónde venimos, qué hacemos, qué pensamos
si somos obreros, curas o médicos
¡Bajen las armas
que aquí solo hay pibes comiendo!
Cambiamos buenas por malas
y al ángel de la bicicleta lo hicimos de lata
Felicidad por llanto
ni la vida ni la muerte se rinden
con sus cunas y sus cruces
Voy a cubrir tu lucha más que con flores
Voy a cuidar de tu bondad más que con plegarias
¡Bajen las armas
que aquí solo hay pibes comiendo!
Cambiamos ojos por cielo
sus palabras tan dulces, tan claras
cambiamos por truenos
Sacamos cuerpo, pusimos alas
y ahora vemos una bicicleta alada que viaja
por las esquinas del barrio, por calles
por las paredes de baños y cárceles
¡Bajen las armas
que aquí solo hay pibes comiendo!
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