Por Mex Urtizberea
Para LA NACION
Ahora que quedé atrás de un camión frigorífico, en esta ruta de doble mano, y me veo obligado a reducir la velocidad a 70 kilómetros por hora, por un rato, tengo tiempo de pensar en esto: cuando era chico y viajábamos a Miramar, en el Citröen 2 CV de mi madre, ella al volante, tardábamos exactamente 3 días en llegar. Siempre a una velocidad de 70 km/h, todo el camino; sólo muy cada tanto nos adelantábamos para pasar algún camión, porque se necesitaba tomar mucho envión y rogar no tener el viento en contra para lograr hacerlo. Y así, unas 8 horas después de salir de casa llegábamos a Dolores.
De noche hacíamos ahí la primera parada para dormir. A la mañana siguiente, volvíamos a la ruta y sus peligros, y, de nuevo a 70 km/h, hasta que llegábamos a Mar del Plata, donde hacíamos noche, y entonces ocurría que, al tercer día, Miramar aparecía frente a nuestros ojos, no se había movido de allí por la tardanza.
"Qué apuro hay en llegar", decía mi madre, cuando alguno de sus seis hijos empezaba a impacientarse, "si estamos yendo de vacaciones".
Ahora me interrumpe el recuerdo un auto que, con una maniobra ansiosa, casi furiosa, me pasa y descubre que puede hacerlo conmigo, pero no con la fila de camiones que tenemos adelante. Entonces, bruscamente, se ve obligado a quedar entre mi coche y el camión frigorífico.
Allí está él, que arriesgó su vida en esa maniobra, y la de su familia o la de quienes sean esas cabezas que asoman por el vidrio de atrás. Allí está, después de jugarse todas las tardes al sol que le quedan por delante; un partido de tejo que dejarle ganar a su hijo para verlo feliz; una picada de rabas y cornalitos bajo las estrellas con la mujer amada; cientos de conversaciones sin apuro con un amigo de reposera a reposera; todo a cambio de haber ganado uno o dos minutos en la llegada a sus vacaciones.
Ahora me interrumpe el pensamiento la noticia, por la radio, de un accidente en no sé qué ruta, de no sé cuántos muertos, que se suman a los otros muertos de no sé de cuántos otros accidentes que ya ha habido este año en las rutas. Creo oír que hablan de un récord en este verano, y algo dicen sobre los riesgos de la velocidad; con tanta velocidad lo dicen; con velocidad pasan las cifras de muertos, y después pasan a otra cosa. Y percibo ahora que otros autos me pasan y van a encontrarse con el auto que está entre mi auto, el camión frigorífico y una fila de camiones, y la posibilidad de perder todas las tardes al sol que ofrece la vida, por unos minutos, por unas pocas horas, de llegar antes a destino.
Ahora pienso en esto: algo ha pasado a lo largo del tiempo que nos ha hecho creer que estamos apurados; que esperar no es de valientes; que tardar es de cobardes. Alguien nos ha vendido la necesidad de la velocidad, con todos sus accesorios, a cualquier precio, y acá estamos, sumisos y obedientes con el apuro, matándonos entre nosotros, en las rutas.
1 comentario:
Muy bueno amigo el artículo , adoro escuchar a Mex y sus hermanos , pero que bien elegido este, me recordó a mis vacaciones a San Bernardo de hace muchooo , también íbamos en un Citróen 3cv y nos divertíamos haciendo movimientos para que acelere algo:) Me trajiste un lindo recuerdo,besotes!!!!!!!!!!
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